Cuando el rey Víctor Manuel II
culminó el proyecto de unificación de los distintos reinos de Italia encargo a
Verdi la composición de una obra que significara un símbolo patrio de unidad del
pueblo italiano que estaba dividido. De ese encargo surgió la Opera Nabucco que
fue estrenada el 9 de marzo de 1842 en el Teatro La Scala de Milán (en España
se estrenó poco después en el año 1844 en el Teatro Santa Cruz de Barcelona).
El Nabucco es una ópera en cuatro
actos, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis
Cornue y Anicète Bourgeois. Verdi se inspiró en la historia del pueblo de
Israel cuando en el año 600 a.C. fue conquistado y llevado como esclavo a
Babilonia por el Rey Nabucodonosor. La partitura recibió una acogida triunfal,
no sólo por los innegables valores de la música, sino también por sus
connotaciones políticas, ya que en una Italia oprimida y dividida, el público se
sintió identificado con el conflicto recreado en el drama, convirtiéndose el
Coro del Tercer Acto de la opera –más conocido como Coro de los Esclavos, “Va
pensiero”- en un himno que perdura con tal carácter en la actualidad.
Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Roncole 1813 – Milán,
1901), fue un gran compositor italiano, coetáneo de Wagner, eminentemente
dramático, gran dominador de la escena lírica europea durante la segunda mitad
del siglo XIX.
Dejo colgadas dos versiones, la
primera interpretada por la Orquesta y Coros de la Academia Nacional de Santa
Cecilia, dirigidos por Myung-Whun Chung, con la soprano Cecilia Bartoli y el
tenor Andrea Bocelli.
La grabación tuvo lugar en el
marco incomparable de la Iglesia de Santa María sopra Minerva de Roma de los
dominicos, una de
las basílicas menores
ubicada en la zona del Campo de Marte, considerada la única iglesia gótica
de Roma. La basílica recibe su nombre de la tradición según la cual, como
muchas otras basílicas de los primeros tiempos del Cristianismo, está
construida sobre (sopra) un templo pagano dedicado a la diosa Minerva. Se
encuentra en la pequeña plaza Minerva, cerca del Panteón.
La segunda de las versiones tuvo
lugar en la Opera de Roma en el mes de marzo de 2011 durante la celebración del
150 aniversario de la unificación de Italia. Interpretada por la Orquesta y
Coro del Teatro, dirigidos por Ricardo Muti, al finalizar la representación del
Nabucco, el público pidió a Muti un bis del “Va, Pensiero”. El director se dio
la vuelta hacia el publico y dijo: “Ya no
tengo 30 años, he vivido mi vida y he recorrido mucho el mundo… Hoy siento vergüenza por lo que sucede en
mi país. Por tanto acepto un bis para el Va,
Pensiero, no solo por el sentimiento patriótico, sino porque esta noche,
cuando dirigía el coro que cantó “Ay mi patria, bella y perdida”, pensé que si
seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de
Italia. En tal caso, nuestra patria estaría en verdad “bella y perdida”… Si
quieren, les propongo unirse a nosotros para que cantemos todos juntos”.
En italiano
Va, pensiero,
sull'ali dorate;
va, ti posa sui
clivi, sui colli,
ove olezzano
tepide e molli
l'aure dolci del
suolo natal!
Del Giordano le
rive saluta,
di Sionne le
torri atterrate...
Oh mia patria sì
bella e perduta!
Oh membranza sì
cara e fatal!
Arpa d'or dei
fatidici vati,
perché muta dal
salice pendi?
Le memorie nel
petto raccendi,
ci favella del
tempo che fu!
O simile di
Solima ai
fati
traggi un suono
di crudo lamento,
o t'ispiri il
Signore un concento
che ne infonda
al patire virtù.
che ne infonda
al patire virtù
che ne infonda
al patire virtù
al patire
virtù!.
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En español
¡Ve, pensamiento,
con alas doradas,
pósate en las
praderas y en las cimas
donde exhala su
suave fragancia
el dulce aire de la
tierra natal!
¡Saluda las orillas
del Jordán
y las destruidas
torres de Sion!
¡Oh, mi patria, tan
bella y perdida!
¡Oh recuerdo tan
caro y fatal!
Arpa de oro de
fatídicos vates,
¿por qué cuelgas
muda del sauce?
Revive en nuestros
pechos el recuerdo,
¡Que hable del
tiempo que fue!
Al igual que el
destino de Sólima
Canta un aire de
crudo lamento
que te inspire el
Señor un aliento,
que al padecer infunda
virtud,
que al padecer
infunda virtud,
que al padecer
infunda virtud,
al padecer, la
virtud!.
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