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sábado, 13 de abril de 2013

NABUCCO. VA, PENSIERO


Cuando el rey Víctor Manuel II culminó el proyecto de unificación de los distintos reinos de Italia encargo a Verdi la composición de una obra que significara un símbolo patrio de unidad del pueblo italiano que estaba dividido. De ese encargo surgió la Opera Nabucco que fue estrenada el 9 de marzo de 1842 en el Teatro La Scala de Milán (en España se estrenó poco después en el año 1844 en el Teatro Santa Cruz de Barcelona).

El Nabucco es una ópera en cuatro actos, basada en el Antiguo Testamento y la obra Nabuchodonosor de Francis Cornue y Anicète Bourgeois. Verdi se inspiró en la historia del pueblo de Israel cuando en el año 600 a.C. fue conquistado y llevado como esclavo a Babilonia por el Rey Nabucodonosor. La partitura recibió una acogida triunfal, no sólo por los innegables valores de la música, sino también por sus connotaciones políticas, ya que en una Italia oprimida y dividida, el público se sintió identificado con el conflicto recreado en el drama, convirtiéndose el Coro del Tercer Acto de la opera –más conocido como Coro de los Esclavos, “Va pensiero”- en un himno que perdura con tal carácter en la actualidad.

Giuseppe Fortunino Francesco Verdi (Roncole 1813 – Milán, 1901), fue un gran compositor italiano, coetáneo de Wagner, eminentemente dramático, gran dominador de la escena lírica europea durante la segunda mitad del siglo XIX.

Dejo colgadas dos versiones, la primera interpretada por la Orquesta y Coros de la Academia Nacional de Santa Cecilia, dirigidos por Myung-Whun Chung, con la soprano Cecilia Bartoli y el tenor Andrea Bocelli.
La grabación tuvo lugar en el marco incomparable de la Iglesia de Santa María sopra Minerva de Roma de los dominicos, una de las basílicas menores ubicada en la zona del Campo de Marte, considerada la única iglesia gótica de Roma. La basílica recibe su nombre de la tradición según la cual, como muchas otras basílicas de los primeros tiempos del Cristianismo, está construida sobre (sopra) un templo pagano dedicado a la diosa Minerva. Se encuentra en la pequeña plaza Minerva, cerca del Panteón.

La segunda de las versiones tuvo lugar en la Opera de Roma en el mes de marzo de 2011 durante la celebración del 150 aniversario de la unificación de Italia. Interpretada por la Orquesta y Coro del Teatro, dirigidos por Ricardo Muti, al finalizar la representación del Nabucco, el público pidió a Muti un bis del “Va, Pensiero”. El director se dio la vuelta hacia el publico y dijo: “Ya no tengo 30 años, he vivido mi vida y he recorrido mucho el mundo… Hoy siento vergüenza por lo que sucede en mi país. Por tanto acepto un bis para el Va, Pensiero, no solo por el sentimiento patriótico, sino porque esta noche, cuando dirigía el coro que cantó “Ay mi patria, bella y perdida”, pensé que si seguimos así vamos a matar la cultura sobre la cual se construyó la historia de Italia. En tal caso, nuestra patria estaría en verdad “bella y perdida”… Si quieren, les propongo unirse a nosotros para que cantemos todos juntos”.






En italiano
Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta,
di Sionne le torri atterrate...
Oh mia patria sì bella e perduta!
Oh membranza sì cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci favella del tempo che fu!
O simile di Solima[ ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtù.
che ne infonda al patire virtù
che ne infonda al patire virtù
al patire virtù!.
En español
¡Ve, pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!
¡Saluda las orillas del Jordán
y las destruidas torres de Sion!
¡Oh, mi patria, tan bella y perdida!
¡Oh recuerdo tan caro y fatal!
Arpa de oro de fatídicos vates,
¿por qué cuelgas muda del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡Que hable del tiempo que fue!
Al igual que el destino de Sólima
Canta un aire de crudo lamento
que te inspire el Señor un aliento,
que al padecer infunda virtud,
que al padecer infunda virtud,
que al padecer infunda virtud,
al padecer, la virtud!.